Descripción del proyecto
Sólo si comen sano, crecerán sanos.
Si regreso a mi infancia, todavía puedo “saborear” los platos de cuchara, las espinacas en tortilla con huevo de las gallinas de mi abuela, las manzanas caídas de los árboles o las nueces que recogía con mi abuelo, el pescado que traía mi padre, el pan que hacíamos con el trigo sembrado… eso para mí es lo sano.
No existe una comida diferenciada de la de los adultos para los niñ@s como nos quieren hacer creer con preparaciones, productos y publicidad. La industria intenta dirigir la alimentación infantil, jugando con la decisión de que tú deseas darle “lo mejor” a tu hijo. Necesitamos tener la máxima información posible y una gran capacidad crítica a la hora de decidir hacer acopio de ciertos productos recomendados.
Créeme que lo mejor no viene envasado en paquetitos con dibujos, colores y falsos alegatos de salud a “bombo y platillo”.
- Prevenir enfermedades que, aunque suelen manifestarse en la edad adulta tienen su base en la infancia (ECV, sobrepeso, obesidad, diabetes, osteoporosis, etc.).
- Implantar hábitos dietéticos saludables. Todo hábito adquirido resulta fácil de mantener, en cambio la modificación de hábitos durante la edad adulta puede suponer grandes esfuerzos, y yo misma me remito al trabajo que día a día realizamos con personas que tienen malos hábitos arrastrados desde una etapa infantil.
“Mi hij@ come poco.”
- Hasta los 3 años: 25% tamaño ración de adulto.
- 3-6 años: 50% tamaño ración de adulto.
- 6-9 años: 75% tamaño ración de adulto.
- A partir de los 10 años: ración de adulto.
Una herramienta que empleamos los dietistas y nutricionistas para poder realizar una alimentación equilibrada y saludable es el PLATO SALUDABLE.
- La mitad de mi plato la forman vegetales; verduras y hortalizas de todos los colores, y mejor si son de procedencia local y de temporada.
- Verduras: lechuga, acelgas, berza, rúcula, coliflor, brécol…
- Hortalizas: tomate, pimiento, zanahoria, berenjena, cebolla, judías…
- La otra mitad del plato, la dividimos en dos y en un cuarto del plato pondremos proteínas de calidad de origen vegetal y animal:
- Origen vegetal: legumbres (garbanzos, lentejas, cacahuete, guisantes…), frutos secos (nueces, pistachos, anacardos…) y semillas (chía, lino, pipas calabaza, girasol, sésamo).
- Origen animal: carnes blancas, rojas, pescado azul, pescado blanco, lácteos enteros y huevos
- Y en el otro cuarto cereales integrales/tubérculos:
- Cereales con gluten: trigo, espelta, cuscús, avena, bulgur, kamut
- Cereales sin gluten: trigo sarraceno, arroz, mijo, quinoa, amaranto
- Tubérculos: patata, boniato, yuca
¿Por qué esa gran ración de verduras y hortalizas?
- Junto con la fruta son muy ricas en vitaminas, minerales, agua, fibra y antioxidantes que ayudan a nuestros peques en el crecimiento y desarrollo de su organismo.
- Su riqueza en agua, nos mantienen bien hidratados y su fibra aportan saciedad, lo que, unido a su bajo contenido calórico, son alimentos ideales en la prevención de la obesidad infantil.
- Ayudan a prevenir enfermedades como: cáncer, enfermedades cardiovasculares (entre ellas diabetes y colesterol alto, que han sufrido un gravísimo incremento en la población infantil en los últimos años), trastornos digestivos y enfermedades neurodegenerativas.
- Ayudan a combatir el estreñimiento. Mantenido de forma crónica es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar cáncer de colon.
- Desplazan y limitan el consumo de otros productos ricos en grasas, azúcares libres o sal; como la bollería industrial, las galletas, snacks y similares.
¿Y si no quiere ni probarlas?
Los resultados mostraron que ninguna técnica funcionó mejor que otra. Insistir a los niños u obligarlos para que coman un determinado alimento (y a comer por encima de su sensación de hambre) es contraproducente, y no conduce a una buena aceptación del alimento.
La recomendación sería ofrecer repetidas veces los nuevos alimentos antes de concluir que no les gustan.
La familiaridad aumenta el consumo.
- Establecer unos horarios de comidas así como una oferta de alimentos sanos y que ell@s mism@s decidan; este patrón responsable de conducta alimentaria facilita el autocontrol de lo que come.
- No debemos de confundir capricho con anorexia. El niño con anorexia rechaza cualquier tipo de alimento, mientras que el “caprichoso” sólo el que no le gusta.
- Premiar y/o recompensar con alimentos no sería una buena conducta y tampoco felicitarle porque coma bien. Al intentar complacer a los que les rodean, con el acto de comer, podría desembocar en una sobrealimentación.
- Procurar un ambiente positivo durante las comidas, tanto físico como afectivo, evitando discusiones y situaciones que generen tensión, para que se estructuren hábitos adecuados.
- Presentar la comida de forma más atractiva, utilizando más colores y formas, puede hacer que los niños tengan una mayor disposición a probar nuevos alimentos.
- Cuidar la presentación, colores, temperatura, olor y distribución en el plato.
- Cortar los alimentos en formas curiosas también los hace más apetecibles.
- Formar caras o dibujos con la comida en el plato y cortar las verduras con formas diferentes.
- Dejarle elegir y participar en la preparación de las comidas. Implicar los niñ@s en la preparación de la comida y, cuando sea posible, en el cultivo de verduras en el jardín o en macetas, también puede aumentar su deseo de probar nuevas verduras y hortalizas.